lunes, 17 de octubre de 2016

Entre muertos y vivos

Barrio de la Recoleta
Este importante Barrio porteño comenzó a desarrollarse a partir del año 1706 cuando se radican aquí los frailes “Recoletos Descalzos” miembros de la orden franciscana que construyen un convento sobre una chacra antiguamente llamada los Ombúes, luego este convento se convirtió en el Hospital Buenos Aires y después en 1858 en un asilo de mendigos que posteriormente paso a llamarse “Asilo de Ancianos General Viamonte” en la actualidad en ese predio se encuentra el “Centro Cultural Recoleta”. Comenzó a cobrar individualidad hacia fines del siglo XVIII, cuando las tierras comenzaron a subdividirse, tierras que originalmente pertenecían a Juan de Garay. La iglesia Del Pilar fue inaugurada en 1732 pero la gente paso a llamarla “de los Recoletos” o simplemente “La Recoleta” nombre que se extendió a toda esta zona. En el 8 de Julio de 1822 durante el gobierno de Martin Rodríguez y su ministro Bernardino Rivadavia dispusieron la creación del Cementerio Norte o de la Recoleta, el cual fue bendecido en 17 de Noviembre del mismo año. Durante la década de 1870 y producto de una epidemia de cólera y fiebre amarilla que ataco al sur de la ciudad de Buenos Aires fueron migrando hacia el Barrio Recoleta las familias más pudientes, construyendo palacios rodeados de imponentes parques y jardines. En estas construcciones predominaba la edificación de estilo francés, incluso en muchos casos los materiales para las fastuosas obras provenían del viejo continente, sumado a los grandes espacios verdes, sus avenidas imponentes y calles con bares le daba un aspecto de barrio parisino. Mucha de esta edificación se conserva hasta la actualidad, otros pasaron a ser modernos edificios de gran categoría. Esto lo transformó en una de las zonas más exclusivas de la Ciudad de Buenos Aires. El barrio Recoleta es uno de los 48 barrios porteños bajo ordenanza N° 26.607 con fecha 4 de Mayo de 1972. También conforma una gran parte de la Zona no oficial llamada de Barrio Norte. Este barrio tiene una superficie total de 5,4 Km2, 188.780 habitantes con una densidad de población de 34.959 habitantes por KM2. Es surcado por importantes avenidas, las principales son Av. Santa Fe, Av. Córdoba, Av. Pueyrredón, Av. Alvear, Av. Quintana, Av. Callao, Av. Las Heras, Av. Coronel Díaz, Av. Del Libertador, Av. Figueroa Alcorta, Av. Costanera Rafael Obligado, todas con altísimo caudal de circulación tanto de automóviles como peatones. Por el barrio circulan más de 30 líneas de transporte público de pasajeros y una línea de subterráneos, a través del recorrido de esta línea de subterráneos “Línea C” podemos unir el barrio de Belgrano y el Microcentro porteño. Como columna vertebral del barrio podemos trazar el recorrido de la Av. Santa Fe que atraviesa el Barrio Recoleta de este a oeste y divide en dos importantes zonas de este bien diferenciadas. La zona comprendida entre la avenida Santa Fe y el Rio de la Plata podemos encontrar una edificación moderna contrastada con una edificación más tradicional y a través de su recorrido podemos encontrar importante locales de indumentaria. La subzona comprendida por la Av. Figueroa Alcorta, Las Heras, Salguero y Montevideo es considerada uno de los sectores más exclusivos de la Ciudad de Buenos Aires y que reviste mayor elegancia, con edificios de gran categoría, casonas antiguas, palacios diplomáticos, edificios históricos y una gran afluencia de turistas. 

Cementerio de la Recoleta
La Recoleta es uno de los barrios más distinguidos y elegantes de la Ciudad de Buenos Aires. Cuenta con numerosos atractivos turísticos entre los que se destaca el Cementerio del Norte, más conocido como el “Cementerio de La Recoleta”. Abrió sus puertas en el año 1822 convirtiéndose en el primer cementerio público de la Ciudad de Buenos Aires. El Cementerio de La Recoleta debe su fama y renombre mundial a la belleza de su arquitectura, esculturas, bronces y vitrales y a las destacadas personalidades que descansan allí: héroes nacionales, ex presidentes, escritores, científicos, médicos, artistas y deportistas. En solo cinco manzanas y media se concentran alrededor de cinco mil bóvedas que llaman la atención por sus diseños arquitectónicos. Al ser éste el lugar elegido para el último descanso de la clase adinerada y de importantes personalidades, sus sepulcros debían contar con el mismo lujo que sus mansiones palaciegas. En la fachada de cada mausoleo encontraremos labrado el nombre de la familia. Tener como última morada un espacio en este cementerio es un símbolo de estatus. Por eso, es que podemos hablar de “un museo al aire libre”: encontraremos hermosos trabajos de artistas nacionales y extranjeros: ángeles y otras figuras en mármol, el bronce usado para retratar difuntos o para adornar las puertas de las bóvedas repletas de simbologías e imágenes religiosas y la mayor colección de vitrales del país.
La bóveda más visitada sin lugar a dudas, la preferida de los visitantes del Cementerio de La Recoleta es la bóveda de María Eva Duarte de Perón. Evita fue una activa primera dama del presidente Perón, impulsora del reconocimiento de los derechos de los trabajadores y de la mujer, entre ellos el voto femenino.

Basílica del Pilar
Está considerada una de las obras más hermosas de la arquitectura colonial en Buenos Aires. Es el segundo templo más antiguo de la ciudad y uno de los pocos que conservan todos sus retablos, ornamentos y elementos de culto de la época. Debe su nombre a la patrona de la ciudad de Zaragoza. Allí nació Juan de Narbona, un comerciante muy rico que en 1716 fue autorizado por una Real Cédula a construir un templo en este lugar. La primera capilla fue inaugurada en 1732, como templo del Convento de los Recoletos Franciscanos. La empezó a construir el arquitecto jesuita italiano Andrés Bianchi y la terminó Juan Bautista Prémoli. En 1821 el Gobernador Martín Rodríguez y su Ministro de Gobierno Bernardino Rivadavia, expulsaron a los frailes de la recolección expropiando todos sus bienes, quedando cerrada la iglesia por varios años y en la antigua huerta se creó el Cementerio de la Recoleta. En 1834 se destinó el Convento a asilo de mendigos y luego de ancianos. En 1881 el arquitecto Buschiazzo construye la fachada del cementerio. Luego, en 1930 el arquitecto André Millé le devolvió su aspecto original. El Papa Pio XI la eleva a la Basílica en 1936. El 21 de mayo de 1942 se la declaró Monumento Histórico Nacional. Su fachada fue proyectada por fray Andrés Blanqui y está conformada por un conjunto de pilastras dobles bajo un frontis clásico. Del lado derecho hay una espadaña de dos arcos, que culmina en un reloj esférico construido por el maestro inglés Thomas Windmill, en Londres. Del lado contrario hay una torre que termina en un tambor con cupulín con forma de campana, revestido con azulejos provenientes de Calais (Francia) en 1866. Consta de una sola nave con un crucero muy desarrollado cubierto por bóveda vaída. Las capillas laterales son poco profundas. El presbiterio es rectangular. Contiene un coro alto a los pies. Destaca el retablo del altar mayor, de arte barroco, con la imagen titular en el centro y a sus costados dos santos franciscanos. El altar mayor cuenta con ornamentación inca del Alto Perú, trabajado en plata. Los altares laterales, también son barrocos. La talla de madera de San Pedro de Alcántara —copatrono de la iglesia— es del siglo XVIII y se le atribuye al escultor Alonso Cano, mientras que el Altar de las Reliquias, según la tradición, fue un regalo del rey Carlos III de España. El púlpito es también de factura barroca. Puede verse también los famosos azulejos provenientes de Pas de Calais como elementos decorativos en los muros. La iglesia cuenta con una pequeña cripta y un lugar llamado Los Claustros, vestigio de lo que fue el claustro del monasterio, dedicado en la actualidad a museos donde pueden verse pinturas, esculturas, manuscritos, imágenes de devoción, objetos litúrgicos, etc.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Yendo por el Caminito...

La Boca es reconocido internacionalmente por ser sede de uno de los clubes argentinos más populares y entusiastas, además se caracteríza por el colorido de su paisaje a orillas del Riachuelo este emblemático barrio debe su nombre a que es precisamente en esta zona en donde se encuentran las bocas del Riachuelo, en donde sus aguas desembocan en el Río de la Plata. Así de misceláneo es el barrio de La Boca, además un extenso mural escenográfico recrea con objetos y dibujos una escena típica del barrio, que bien puede funcionar como preludio a lo que se vivirá de allí en más por las calles de La Boca, y ni hablar si se continúa por Caminito, un museo sin puertas y a cielo abierto en el que es palpable la intervención del pintor Benito Quinquela Martín. Un museo de arte y el Teatro de la Ribera, iniciados por este mismo personaje; el único Museo de Cera de la Argentina con todo su encanto costumbrista; y las exposiciones de la Fundación PROA se agregan a la propuesta cultural de este delimitado sitio porteño.
Al principio se instalaron italianos, con el paso del tiempo fueron sumándose otros grupos inmigrantes, españoles, griegos, alemanes, franceses y sajones. La Boca se caracterizó por ser un barrio de habitantes divertidos, ruidosos y melancólicos.
Dentro de sus límites funciona una ejemplar dotación de bomberos voluntarios, muy conocidos y valorados por su gran labor, profesionalismo y trabajo en la comunidad. La mayoría de las casas eran y son de madera y chapa, esto hace que los incendios sean frecuentes y amenazantes. En tal contexto, la tarea de los bomberos fue y es fundamental.


La Boca presenta una particular arquitectura, casas de madera y chapa, ambas con balcones de hierro que aún se conservan por las calles del barrio.


Fuentes: Bs As Ciudad  
             Argentina Turismo

lunes, 5 de septiembre de 2016